martes, 12 de octubre de 2010

CASA RURAL

El fin de semana anterior fuimos toda mi familia a una casa rural en Cheles. La casa era muy bonita, tenia un jardín y una piscina muy grande, cinco habitaciones, dos cuartos de baños, unos culumpios etc. La casa tenia vistas al embalse de Alqueva. Cuando llegamos mi prima y yo, lo primero que hicimos fue bañarnos en la piscina, aunque el agua estaba un poco fría. A continuación, todos nos fuimos a comer y cuando terminamos nos fuimos mis primas y yo a jugar al futbolín que estaba en el jardín. Cuando terminamos, hicimos una guerra de vasos de agua, nos pusimos empapadas. También teníamos una barbacoa, que a mi prima Marina le encantaba. La casa estaba hecha de piedra. Su decoración era muy rústicas, en las paredes de la cocina colgaban sartenes, platos, ollas etc. A la hora de irnos, todas mis ocho primas nos tuvimos que duchar. Como mi prima Sara y yo somos las mayores de las ocho nos tuvimos que duchar las últimas. Cuando nos metimos en la ducha, los grifos del baño eran antiguos, no lo sabíamos dominar bien, nos abrasamos con el agua caliente, entonces yo le llamé la casa prehistórica. Además mi prima se agarró a la cortina de la bañera y la tiró. Yo me tuve que subir al vidé y colocarla.
Al anochecer, salíamos camino de Badajoz, todos mis tíos iban en caravana con los coches. Pero, de repente, vimos que algo extraño sucedía. Delante mía los coches pegaron un frenazo. Se nos cruzó un cerdo, según mi madre de pata negra, que en ese momento paseaba por la carretera. Fue un fin de semana muy divertido.